El papa Francisco celebró el miércoles pasado la primera audiencia general de 2016 en el Aula Pablo VI, donde comenzó un ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Biblia, que introdujo con un pasaje del libro del Éxodo.

“El Señor se llama a sí mismo: Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Y es así, Él es compasivo, siempre dispuesto a acoger, a comprender, a perdonar, como el Padre de la parábola del hijo pródigo”, recordó.

El pontífice señaló que el Padre “es misericordioso, tiene literalmente entrañas de misericordia, se conmueve y se enternece como una madre por su hijo, y está dispuesto a amar, proteger, ayudar, dándolo todo por nosotros”.

“Es lento a la ira, cuenta hasta diez, como decíamos de jóvenes, respirando profundamente, para no perder la calma y soportar, sin impacientarse”.

Asimismo, el Papa precisó que “es rico en clemencia, un caudal inagotable que se manifiesta en su bondad, en su gratuita benevolencia, que vence el mal y el pecado”.

Por último, Francisco sostuvo que el Señor “es leal, es fiel, una palabra --lealtad, fidelidad-- que no está muy de moda, pero Él es leal y es fiel. Su fidelidad dura por siempre, no duerme ni reposa, está siempre atento, vigilante y no permitirá que flaqueemos en la prueba”.

El Papa saludó luego a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. “¡Veo que hay una tropa argentino-uruguaya por ahí!”, exclamó.

“Llenos de confianza en el Señor acojámonos a Él, para experimentar la alegría de ser amados por un Dios misericordioso, clemente y compasivo”